viernes, 2 de marzo de 2007

José Luis Dorantes Correa

La persona que más ha influido en mí como gastrónomo hasta el día de hoy, aunque esté muerta, es mi abuelo.

Durante el transcurso de mi carrera toda mi familia ha dicho que, en definitivo, quien tuvo la culpa de que yo estudiara gastronomía fue mi abuelo.

Cuando era pequeño veía cómo mi abuelo, en los cumpleaños, aniversarios, Navidad o Año Nuevo, hacía con gran esmero panes, donas, pasteles, roscas de reyes, pan de muerto, tamales, etc. Se levantaba desde muy temprano y cuando yo lo veía medio dormido todavía, él ya tenía casi lista la masa. Al principio no me dejaba meter la mano y menos acercarme al horno, conforme fui creciendo me dejó “cuidar los panes”, barnizarlos y ya mucho después ver cómo crecían en el horno.

Mi abuelo nació en Zitácuaro, Michoacán, el 29 de Julio de 1923. Mi influencia integra también la comida de los mercados de este sitio: las corundas, la nata, el pan de pueblo, etc. Los disfrutábamos todos los días, para desayunar, en las noches o en el kiosko. Además de esto compartíamos con la familia de allá, ellos tenían árboles frutales, era una gran experiencia el bajar limones reales.

Así pasó mi infancia y mis primeros recuerdos, digan ustedes si no influyó el ver todo esto para que yo estudiara gastronomía.

Mi abuelo murió el 30 de Noviembre de 1991 y desde antes no visitamos Zitácuaro, tengo un gran anhelo por regresar y hacer todo lo que hacíamos cuando mi abuelo vivía.

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