viernes, 2 de marzo de 2007

Jorge Sánchez Reyes

Al transcurrir el tiempo me he dado cuenta que la cocina es mi más grande ilusión. Aún no logro entender cómo la gastronomía me ha dado satisfacción y mucha alegría, ya que esto que hago y que estudio me llena por completo. Ha venido a revolucionar mi forma de ser y me ha dado otra personalidad. Con esto no quiero decir que no tuviera una identidad o que no sabía qué hacer en este planeta, sino que cuando hay algo en tu vida que tiene un gran significado, como es el amor por la cocina, eso le da forma y contenido a tu personalidad y la hace crecer y cambiar todo el tiempo.

Yo nací para estar toda mi vida detrás de un gran restaurante o de una cadena hotelera muy prestigiada. O mejor todavía, en un crucero, atendiendo a miles de personas de diferentes partes del mundo.

El amor que le tengo a la gastronomía es más que cocinar o saber preparar alimentos con técnicas nuevas, como lo es la cocina molecular, sino que lo que más me llama la atención es que sabiendo hacer bien para lo que fuimos entrenados y habiendo desarrollado el don del saber de la cocina y del cocinar con soltura y elegancia, sea posible dejar con una sonrisa en la boca a todas las personas que prueben lo que yo invente. Que no nada más se la hayan pasado bien con el servicio del restaurante o que hayan tenido unas magníficas vacaciones, sino que también cuando recuerden esos momentos maravillosos tomen en cuenta que el mar, el sol y la arena no saben igual si no es con un buen coctel, empanadas, sopesistos, quesadillas, etc.

Es por eso que me emociona tanto la gastronomía, porque al hacer feliza a las demás personas me hago feliz a mí. Así funciona mi corazón, soy feliz viendo felices a las demás personas.

Una de las personalidades que más han influido en mí para esto de la gastronomía es la chef Narda Lepes... Narda. Ella me enseñó el valor de lo que es cocinar con el corazón en la mano y de poner todo tu empeño para finalizar bien un platillo. También me doy cuenta cómo ella, con todo y su coquetería al cocinar, sabe muy bien qué es lo que hace, tiene todo el conocimiento de lo que habla, lo explica detalladamente. Al fin y al cabo, para mí es una de las mejores chef del mundo, no sólo porque es conocida internacionalmente sino porque es la viva imagen de lo que es ser una gastrónoma dedicada a lo que hace, sin titubeos y sobre todo entregando el corazón al cien por ciento.

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